2. La Lectio Divina - Scrutatio
"Tu palabra es antorcha para mis pasos, luz para mi sendero."
Salmo 119 (118), 105
La “lectio divina” es una manera de entrar en diálogo con Dios, que nos habla a través de su Palabra. Posibilita el encuentro con la Palabra de Dios, para que sea ella la que nos transforme el corazón y nos transforme a imagen de Cristo. Para ese encuentro se sigue un itinerario en su origen practicado en monasterios por los monjes y actualizado.
GUÍA PARA LA LECTIO DIVINA
Preparativos: Es importante preparar un espacio para ello, recogido, en silencio; y un tiempo sin prisas, ni distracciones. Se coloca en un lugar visible la Biblia desde donde se va a realizar la lectio. Cada uno debe tener su Biblia.
1. Oración de inicio e invocación al Espíritu.
- Preparar el corazón y tomar conciencia de que no puedo asimilar la Palabra de Dios si no es por el Espíritu Santo.
Puede iniciarse con un canto de acuerdo a la Palabra, no es obligatorio hacerlo siempre. Se hace una oración breve y posteriormente la invocación al Espíritu Santo.
2. Lectura: ¿qué dice el texto?
- La lectura atenta y pausada de la Palabra es la base y el corazón de la Lectio Divina. Si no se conoce lo que dice y transmite el pasaje, es imposible hacer la meditación o la contemplación, como tampoco ver el actuar, aquello que se debe poner en práctica.
- Una LECTURA con corazón abierto y disponible, buscando conocer y profundizar aquello que el Señor nos transmite es la base para cualquier reflexión bíblica.
a) Anuncio y proclamación de la Palabra:
b) Escrute de la Palabra:
- Quien preside puede hacer un breve comentario del texto que invite a descubrir las riquezas que contiene el texto.
- Tiempo para saborear las palabras, atender los personajes, a los detalles, a las acciones. Puede ayudarnos: memorizar aquellas palabras o frases que más nos impacten para recordarlas, subrayar aquello no entiendo.
3. Meditación: ¿qué me dice el texto?
- Es tiempo para el silencio. La meditación es adentrarse en el texto, profundizar en él, no quedarse en la información recibida en la lectura, sino ir más allá, haciendo una relectura atenta, viendo el sentido del pasaje, buscado el mensaje que transmite y actualizándolo a nuestra realidad personal, comunitaria y social. Buscamos la riqueza que encierra.
- Debemos cuidar del riesgo a querer manipular la Palabra, hacerla decir lo que uno quiere oír o lo que le interesa.
- La Palabra es un espejo. En ella debemos reconocer lo que nos dice sobre las circunstancias que vivimos, sobre nuestras alegrías, sobre nuestros sufrimientos. Debemos responder a las siguientes preguntas: ¿Qué me dice esta Palabra?, ¿cómo se cumple en mi vida?, ¿qué me anuncia?, ¿qué denuncia en mi vida? Escribes las respuestas.
4. Oración: ¿qué le digo al Señor sobre?
- Momento en el que nos dirigimos a Dios, a Aquel que se nos ha dirigido y nos habla en nuestra realidad a través de la Palabra.
- Nos maravillamos por lo recibido y respondes desde el fondo del corazón.
- En la Lectio Divina, la Palabra dice y realiza, ilumina y fortalece el camino, se encarna y entrega la fuerza del Espíritu. La oración es tiempo de revestirnos de la fuerza de lo alto.
5. Contemplación
- Es tiempo de tratar de mirar la realidad con los ojos de Dios; deja de hablar y escucha nada más a Dios. En esto momento no hay pregunta. Es momento de permanecer en calma ante Dios, consentir en ser mirados, sintiéndonos salvados por su Palabra.
- Si tus pensamientos brotan y no te dejan estar quieto, repite una y otra vez: “Señor Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí que soy un pecador”.
6. Exhortación
- Escribe ¿qué quiere Dios para ti? Debes liberarte de cualquier tipo de moralismo, rigorismo o exigencia. Todo lo que Dios te pida, antes te lo debe conceder Él. Todo en Dios es Gracia, y esto se manifiesta en que lo que te pida estará más allá de tus fuerzas. Lo único que desea de ti es la plena y sincera “disposición”.
7. Resonancia (Eco de la Palabra)
- Se comparte lo que nos ha iluminado la Palabra sin divagar demasiado y centrándose en el texto. Puede basarse en la exhortación.
- Nos tratamos de responder a la pregunta: ¿qué conversión de la mente, del corazón y de la vida nos pide el Señor?
8. Peticiones: Breves, concretas y personales.
9. Oración del Padre Nuestro
10. Saludo de paz
- No es necesario dárselo a todos los presentes, basta con los que están cerca de nuestro lado.
- Si hay algún distanciamiento o una discusión entre estudiantes, lo conveniente sería aprovechar este momento para reconciliarse con la ayuda de la Palabra.
11. Conclusión
- “El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.”
- Si contamos con un presbítero y/o la compañía del promotor, recibimos la bendición final.
Puede hacerse un canto final, en este momento o habiendo acabado las resonancias, que nos ayude a interiorizar y entrar en acción de gracias.
- La Palabra es un espejo. En ella debemos reconocer lo que nos dice sobre las circunstancias que vivimos, sobre nuestras alegrías, sobre nuestros sufrimientos. Debemos responder a las siguientes preguntas: ¿Qué me dice esta Palabra?, ¿cómo se cumple en mi vida?, ¿qué me anuncia?, ¿qué denuncia en mi vida? Escribes las respuestas.
4. Oración: ¿qué le digo al Señor sobre?
- Momento en el que nos dirigimos a Dios, a Aquel que se nos ha dirigido y nos habla en nuestra realidad a través de la Palabra.
- Nos maravillamos por lo recibido y respondes desde el fondo del corazón.
- En la Lectio Divina, la Palabra dice y realiza, ilumina y fortalece el camino, se encarna y entrega la fuerza del Espíritu. La oración es tiempo de revestirnos de la fuerza de lo alto.
5. Contemplación
- Es tiempo de tratar de mirar la realidad con los ojos de Dios; deja de hablar y escucha nada más a Dios. En esto momento no hay pregunta. Es momento de permanecer en calma ante Dios, consentir en ser mirados, sintiéndonos salvados por su Palabra.
- Si tus pensamientos brotan y no te dejan estar quieto, repite una y otra vez: “Señor Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí que soy un pecador”.
6. Exhortación
- Escribe ¿qué quiere Dios para ti? Debes liberarte de cualquier tipo de moralismo, rigorismo o exigencia. Todo lo que Dios te pida, antes te lo debe conceder Él. Todo en Dios es Gracia, y esto se manifiesta en que lo que te pida estará más allá de tus fuerzas. Lo único que desea de ti es la plena y sincera “disposición”.
7. Resonancia (Eco de la Palabra)
- Se comparte lo que nos ha iluminado la Palabra sin divagar demasiado y centrándose en el texto. Puede basarse en la exhortación.
- Nos tratamos de responder a la pregunta: ¿qué conversión de la mente, del corazón y de la vida nos pide el Señor?
8. Peticiones: Breves, concretas y personales.
9. Oración del Padre Nuestro
10. Saludo de paz
- No es necesario dárselo a todos los presentes, basta con los que están cerca de nuestro lado.
- Si hay algún distanciamiento o una discusión entre estudiantes, lo conveniente sería aprovechar este momento para reconciliarse con la ayuda de la Palabra.
11. Conclusión
- “El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.”
- Si contamos con un presbítero y/o la compañía del promotor, recibimos la bendición final.
Puede hacerse un canto final, en este momento o habiendo acabado las resonancias, que nos ayude a interiorizar y entrar en acción de gracias.
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